“No es lo mismo tener un padre bipolar a una madre bipolar. Tener un padre bipolar significa que algo hay en el código genético que a uno le ha sido transmitido. Pero tener una madre maniacodepresiva a nivel psiquiátrico significa que yo estuve ahí dentro de ese cuerpo durante nueve meses; significa que los primeros nueve meses de mi vida fui bipolar (…) fueron nueve meses en esa temperatura, en ese clima, en esas subidas y en esas bajadas cerebrales tan hondas y tan profundas. Eso me ha obligado a revisar mi escritura, mis ritmos, mi vida privada. Entonces yo creo que ha sido un ejercicio largo, pero muy importante. Y eso conduce inevitablemente a una zona desértica de sí mismo donde uno tiene que reconocer que nunca la va a poder conocer. Uno tiene que decir “esta zona de sombra es impenetrable”. Siempre hay una parte de sí mismo que se escapa, que uno no puede capturar, que uno no logra precisar, definir con claridad. Siempre hay una zona de uno que está en el misterio. Pero no hay que angustiarse por eso, tampoco.”