“Quizá la entereza es lo que más define a Mario Mendoza. En sus comienzos le costó entrar al mundo editorial. Su segunda novela, Scorpio city, fue rechazada por siete editoriales. Viajó a Estados Unidos convencido de que no iba a poder ser escritor y de que en su país no querían leerlo. A finales de los noventa, un editor de Planeta encontró el manuscrito y lo llamó para decirle que querían publicarlo. Cambió su rumbo de académico en Estados Unidos —donde era profesor y empezaría un doctorado— y regresó a Bogotá. “Tuve que entrenarme en la derrota, y es muy importante eso, porque te pone el ego en su justo lugar, porque te enseña el aguante, el temple, forjar un carácter a golpes, como los metales”, dice. Cuando la novela fue publicada, la crítica lo magulló. “Sentirnos fracasados es parte constitutiva de la vida”, reflexiona Mario.”