“Mendoza narró algunos de los recuerdos de su vida que han orbitado alrededor de la literatura o del arte. En total, son 10 textos en los que el escritor cuenta cómo fue que se convirtió en un lector casi que obsesivo, pero también hay uno para el recuerdo sobre cómo fue que se convirtió en escritor. Hay otro en el que contó que nunca tuvo un maestro académico, ni un intelectual, sino un entrenador: Phil Jackson, a quien también le decían Zen Master, por su método a la hora de entrenar un equipo de baloncesto. Mendoza “siguió sus instrucciones”, pero aplicadas al oficio del escritor: “No se trabaja pensando en el éxito, en el triunfo, en el reconocimiento, en poner el ego en un podio, sino en disfrutar a fondo con la construcción de una obra que iluminará la condición humana”.”